1. Cogemos un rallador, y rallamos la cuña de queso. Reservamos.
2. Ponemos la leche a calentar, apartándola del fuego en cuanto empiece a hervir.
3. Picamos la cebolla en cuadraditos, pochándola en una sartén durante unos dos o tres minutos con una cucharadita de aceite y la mantequilla.
4. Añadimos la harina removiendo continuamente hasta integrarla.
5. Poco a poco, y sin dejar de remover para que no se hagan grumos, echamos toda la leche en la sartén.
6. Añadimos el pellizco de nuez moscada, así como la sal y la pimienta. Removemos toda la mezcla bien, y retiramos del fuego.
7. En ese momento añadimos el queso rallado, mezclando suavemente toda la mezcla. Verteremos en una fuente baja, cubriendo con papel film, y dejaremos que se enfríe del todo.
8. Mientras se va enfriando batimos los huevos en un plato hondo, y echaremos pan rallado en otro.
9. Cuando se haya enfriado la mezcla iremos haciendo pequeñas bolitas, y dándole la forma de croqueta que más nos guste.
10. Las iremos pasando por el huevo, después por el pan rallado, y las freiremos en sartén con aceite caliente y abundante, sacándolas cuando estén doradas por toda la superficie.
11. Las iremos sacando y dejando en una fuente con papel absorbente, para quitar el exceso de aceite
12. ¡¡Y A DISFRUTAR!!

La elección de un buen Queso Manchego es lo más importante para dar el toque de diferencia a estas croquetas, que sorprenderán a tus invitados, y no te cansarás de repetirlas una y otra vez. Te recomendamos que utilices un Semicurado, pero puedes probar con un Curado o Añejo si te gustan los sabores potentes.

Puedes encontrar los mejores Quesos Manchegos en nuestro establecimiento, o también pedirlos a través de nuestra tienda online.

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